Cabezas moriscas sicilianas con fruta en fina cerámica de Caltagirone, moldeadas y decoradas íntegramente a mano. Elaboradas artesanalmente por un maestro artesano de Caltagirone, quien cuidó cada detalle para convertirlas, como se aprecia claramente en las fotos, en una pieza única del arte caltagironés.
Medidas: Alto 26/27 cm, Ancho 18/19 y fondo 15 cm, Hueco 12 cm (aproximadamente).
Firma de Caltagirone grabada a fuego y certificado de garantía. Decorará con gusto y elegancia un rincón de su hogar, jardín o incluso su tienda, quizás con una planta o flores en su interior.
Nuestras cabezas de moro vienen acompañadas de un elegante pergamino que cuenta su leyenda.
Cada pieza es única.
Al tratarse de artículos artesanales, realizados y decorados íntegramente a mano, las pequeñas imperfecciones son signo de la originalidad del producto.
El precio se refiere a un solo artículo, versión Hombre o Mujer.
LA LEYENDA DE LAS CABEZAS DE MORO
Según la leyenda, alrededor del año 1000, en pleno apogeo del dominio árabe en Sicilia, en el barrio árabe de Palermo, "Al Hàlisah" (que significa la pura o la elegida), ahora llamado Kalsa, una hermosa joven vivía sus días en una dulce pero solitaria tranquilidad, dedicando sus atenciones al cuidado amoroso de las plantas de su balcón. Desde lo alto de su balcón florido, un día un joven moro la vio. Presa de una violenta pasión por ella, el joven moro no dudó en declararle su amor. Sin embargo, el joven, que no dudaba en entregarse a las más dulces efusiones de amor, ocultaba un pesado secreto: su esposa e hijos lo esperaban en Oriente, la tierra a la que ahora debía regresar.
Herida en su orgullo y traicionada por el hombre que creía su verdadero amor, la joven planeó su venganza. Así que esa noche, mientras su moro dormía desvalido, lo mató y le cortó la cabeza para que su amado no solo no volviera jamás con esa familia, sino que permaneciera con ella para siempre.
Decidió que el rostro de aquel joven, tan querido, permanecería a su lado para siempre, y creó un jarrón con su cabeza, colocando en su interior un brote de albahaca, una planta asociada al simbolismo divino y con una larga tradición de sacralidad. Luego, colocó la cabeza en su balcón, dedicándose cada día a cuidar la albahaca que crecía en ella. Cada día, las lágrimas de la joven regaban la majestuosa planta, que prosperaba, volviéndose cada vez más exuberante y floreciente. Los vecinos, embriagados por el aroma de la albahaca y observando con envidia cómo la planta maduraba vigorosamente en aquel singular jarrón con forma de cabeza de moro, mandaron hacer jarrones de terracota que imitaban el que la joven había cuidado con tanto cariño.
Hoy en día, cada Cabeza de Moro que se produce lleva una corona, un elemento siempre presente, diseñado para evocar la planta real que originalmente adornaba la cabeza del joven moro, protagonista de la triste historia.
SI PREFIERE ENVOLVERLO PARA REGALO, HÁGANOSLO SABER AL REALIZAR SU PEDIDO.
TODA NUESTRA CERÁMICA LLEVA LA FIRMA AL FUEGO.
ACOMPAÑADO DE UN ELEGANTE PERGAMINO CON LA LEYENDA DE ESTOS JARRONES.
NB : Al ser artículos totalmente hechos a mano, las medidas pueden variar 1/2 cm con respecto a las indicadas. La temperatura del horno o la producción estacional también pueden afectar ligeramente los tonos sutiles de color y los pequeños detalles de las aplicaciones, que son características naturales y evidentes de la artesanía. ¡Cada pieza es única!

